A FONDO. el mundo
Opinión
https://www.elmundo.es/opinion/2019/07/03/5d1b9ecbfdddffaaad8b45a9.html
·
FEDERICO SORIGUER
Miércoles, 3 julio 2019

"La democracia es un magnífico sistema para gestionar el presente pero
con serias dificultades para hacerlo con el pasado y con el futuro", decía
ya Tocqueville en 1840 en La democracia en América. Nada más cierto para
entender este debate a primera sangre que se ha abierto entre Imperiofobia de Elvira Roca
Barea (ERB) eImperiofilia, que es sobre todo la
cruzada de José Luis Villacañas contra ERB. Leí el libro de ERB antes de que se convirtiera en un best
seller y me gustó. Es algo que comparto con varias decenas de miles de
ciudadanos.
La tesis sostenida por ERB -y la manera de desarrollarla a lo largo del
libro- me sorprendió. No soy historiador y no podría asegurar la precisión
histórica de sus argumentos, pero los datos no están inventados. Sí, desde luego,
interpretados. ¿Es que acaso puede ser de otra forma? A quienes hemos vivido la
dictadura se nos indigestó la historia imperial de España. Pero han pasado ya
varias décadas desde la muerte de Franco y muchos estamos igual de cansados del
acoso y derribo al que ha sido sometido el pasado español, fomentado tras la
Transición por unos intelectuales a los que, en su empeño revisionista, no les
importó que se les fuera -y se les fue- el niño con el agua sucia de la bañera.
¿Cómo era posible que un pueblo que a finales del siglo XX y en muy poco tiempo
se homologara con Europa pudiera tener un pasado tan miserable, esclavista,
opresor, reaccionario, imperialista, inculto, clerical (la lista de adjetivos
la dejo a discreción del lector)? ¿No había
nada que pudiera salvarse?
De ser cierto este relato, iba a ser psicológica y sociológicamente
complicado mirar de tú a tú al resto de los pueblos europeos, estos sí al
parecer con un pasado glorioso y cuyos pecados históricos, frente al
irredimible caso español, la historia no solo los había absuelto sino, en
algunos casos, glorificado. El libro de ERB lo que hace es leer la historia de
España sin pesimismo. Y esa mirada era una necesidad para muchos españoles, de
izquierdas y de derechas. Pero para algunos otros esto ha sido insoportable. Es
el caso de José Luis Villacañas. Acabo de terminar su libro, Imperiofilia, una
verdadera impugnación a la totalidad del libro de ERB. No deja títere con
cabeza. Desde el formato hasta el contenido. Tampoco soy capaz de valorar la credibilidad
historiográfica de las tesis sostenidas en el libro de Villacañas, pero sí su
estilo y sus formas. Página tras página el autor, filósofo consagrado y fuente
de inspiración de algunos de los líderes de Podemos, intenta desmontar no solo
los argumentos de Imperiofobia sino a la propia ERB. La tesis de Villacañas es que no existió tal cosa como la leyenda
negra, que no existió el Imperio español, que solo fue un juego de tronos, que
no hubo un conflicto entre católicos y protestantes, que el Imperio británico
fue ejemplar, que todos, absolutamente todos los datos del libro de ERB son o
equivocados o inadecuados, cuando no falsos.
He aquí un resumen de las descalificaciones que aparecen repetidas en
numerosas ocasiones para catalogar el libro de ERB y a la propia ERB: «Dañino»,
«peligroso», «ofensiva reaccionaria», «artefacto ideológico», «descarado»,
«darwinista», «nietzscheana», «supremacista», «reduccionista», «brutal»,
«antieuropeo», «racista», «alter ego de Steve Bannon», «antiintelectual», «tosca»,
«ignorante», «libelo populista intelectual reaccionario y malsano», «a mitad de
camino entre Buster Keaton y Groucho Marx», «mesiánica», «franquista»,
«caótica», «imperialista, sobre todo imperialista», «sionista» y «antisionista»
(según la página), «sarracena», «proamericana», «antibritánica», «antieuropea»,
«pintoresca», «descarada», «graciosa», «estrafalaria», «monstruosa»,
«alarmante», «sádica», «sepulturera», «falta de objetividad, serenidad y
discreción de juicio», «incapacidad reflexiva», «delirante», «desfachatada»,
«desvergonzada», «falsaria», «fundamentalista», «ilusa», «prepotente»,
«desconsiderada».
Para qué seguir. Nunca había visto nada parecido en un ensayo. Ni mayor
reconocimiento a una obra a cuya destrucción se dedica sin desmayo y a tiempo
completo a lo largo de 262 apretadas páginas. Me ha resultado entrañable el
empeño épico de Villacañas por desmontar todas y cada una de las tesis de ERB,
como si le fuera la vida en ello, como si fuera en ello el destino de España,
como algo que se debe combatir, pues dice: «No sé por qué se le ha dejado el
campo libre a esta autora pues no es una causa perdida sino una batalla cívica
necesaria». En todo caso no estaría mal que, en lugar de menospreciar -con un
desdén nada seductor- la aceptación que el libro de ERB ha tenido no solo en
las capas populares sino también en elites cultas profesionales y políticas, se
preguntara por los motivos del masivo reconocimiento del relato de ERB, ese que
según sus propias e indignadas palabras «ataca de modo insidioso y grotesco
todo lo que he defendido en mi humilde obra».
Lo que es preocupante es que un eminente filósofo, con un currículo
académico notable como es el caso de Villacañas, no se haya enterado de algo
que ya T.S. Eliot advirtió hace muchos años: que los humanos solo somos capaces
de asimilar una dosis razonable de realidad. Ha habido y hay en ciertos medios
progresistas una pulsión sadomasoquista que en las últimas décadas ha flagelado
a los españoles con un rigor historicista y determinista que a veces más parece
un rigor mortis. Así que somos muchos los que le hemos agradecido a ERB que
mirara la luna desde la otra cara. ¡Que ya era hora! Una última pregunta dejo
en el aire. ¿Si Imperiofobia hubiera sido escrito
por un hombre en lugar de por una mujer, habría merecido tal cúmulo de insultos
y descalificaciones? Si yo fuera una (un) feminista militante, no tendría
ninguna duda de cuál es la respuesta.
Federico Soriguer, médico, es miembro
de la Academia Malagueña de Ciencias.
No hay comentarios:
Publicar un comentario