lunes, 9 de diciembre de 2019

ELOGIO DE LA DEDICACIÓN




La Tribuna

Mientras que el SSP deroga el sistema de exclusividades la medicina privada comienza a utilizarlo, ¡para evitar la competencia y los conflictos de interés¡ 

FEDERICO SORIGUER. Médico. Miembro de la Academia Malagueña de Ciencias.
DIARIO SUR Domingo 15 de Septiembre 2019.


Este verano  la Consejería de Salud de la Junta de Andalucía, ha equiparado el sueldo de los médicos  con o sin dedicación exclusiva.    Mucho se ha tardado y es algo que debió de hacer el anterior gobierno.  No tenía ningún sentido que a igualdad de horario y responsabilidades, el sueldo fuera diferente.  Es posible que la dedicación exclusiva  estuviera justificada en los comienzos. De hecho era lo habitual que aquellos jóvenes médicos,  que abrieron los hospitales y centros sanitarios públicos en los años setenta  y ochenta,  llevaran con orgullo, como una distinción, su dedicación exclusiva, pues por primera vez en la historia de la medicina española  los médicos no tenían que estar pluriempleados y por un salario digno podían desarrollar su vocación,  ya fuera clínica, ya fuera docente o investigadora. Es aquella generación la que con su dedicación, modeló un  SSP del que aun hoy,  tan orgullosos se sienten muchos españoles. Pero con el paso de los años  el sistema de dedicación exclusiva  solo ha servido  para desprestigiar la idea de dedicación, que es una idea noble y sobre la que insistiremos en las líneas siguientes.  Porque la dedicación  exclusiva tal como estaba planteada no ha conseguido ni  controlar las incompatibilidades y los conflictos de intereses, que existen  en el interior del SSP, ni para fomentar la creatividad y la productividad. Al final la dedicación exclusiva parecía estar justificada solo por  una especie de desconfianza del sistema hacia quienes no optaban por ella. Así que nada que objetar a la medida. Pero quizás deberíamos  preguntarnos: ¿y ahora qué? Recientemente hablaba con una joven colega que trabaja en la medicina hospitalaria privada como autónoma. Mi colega tiene una especialidad muy competitiva y el  hospital (privado) le  ha “exigido” que si quiere seguir trabajando en el centro debe hacerlo en régimen de “dedicación exclusiva”. ¿La razón? El hospital ha comenzado a verla como una competidora.  Pero más allá de la anécdota,  la  categoría de la noticia está en que mientras que el SSP deroga el sistema de exclusividades la medicina privada comienza a utilizarlo, ¡para evitar la competencia y los conflictos de interés¡  La pregunta es: ¿cómo los va a evitar ahora el SSP?  En mi modesta opinión solo cabe ser mucho más exigentes con el régimen de incompatibilidades,  pues uno de los efectos perversos de aquel modelo era el que siendo más fácil de controlar la exclusividad,  pasaba por alto las otras  incompatibilidades, que son  la madre de todas las batallas. Porque la lista de incompatibilidades de los médicos que trabajan en el SSP, es larga. La última y más perversa la de la connivencia entre los lideres profesionales del  SSP y las compañías farmacéuticas o tecnológicas  que utilizan cualquier forma de presión para conseguir que sus productos entre en el petitorio del SSP.  Una forma consentida de cohecho blanco,  para el que la administración ha sido muy indulgente  mientras se mostraba inflexible con el control de la dedicación exclusiva de pequeñas consultas particulares que poco o nada interferían con la actividad  rutinaria del trabajo clínico.  Porque si algo parece urgente es recuperar la idea de dedicación.  Pero la dedicación es una opción vocacional no una exigencia legal.  Hasta hace no demasiado trabajar en el SSP era un privilegio. Es cierto que no se ganaba mucho dinero pero a muchos médicos nos  compensaba lo que Don Enrique Tierno Galván en los años ochenta, llamó salario cultural. Ocurrió igual con los  médicos ingleses, que pudiendo irse con cierta facilidad a USA, ganando mucho dinero,  prefirieron quedarse en GB hasta que comenzó con Blair la demolición  del National Health Service. Hoy somos los españoles los que nos vamos a GB a ocupar los huecos dejados por los ingleses.   Había autonomía profesional, había recursos, había problemas  que resolver, retos profesionales y científicos, había docencia, y sobre todo, había la posibilidad de compartir tus proyectos y tus inquietudes con otros colegas, de forma socrática unas veces,  de forma más disciplinar otras.  Como muy bien saben los sociólogos hay muchas formas de capital además del económico.  Y es de este capital “vocacional” del que hablamos y del que disfrutamos  muchas generaciones de médicos.  Yo espero que la derogación del régimen de dedicación exclusiva permita a las nuevas autoridades invertir  generosamente (es decir con inteligencia) en recuperar el valor de la dedicación sin adjetivos. Un gran hospital, un gran centro de salud no es solo, siendo importante,  un centro donde se resuelven problemas, es también un lugar donde los profesionales y trabajadores tienen la obligación y la oportunidad de devolver a la sociedad en forma de creatividad, de innovación, de conocimiento, de cuidados de los pacientes,  el privilegio que supone trabajar en el SSP.   Recuperar este sentido de pertenencia debería ser el primer objetivo de cualquier política de gestión de los recursos humanos.  La dedicación vendrá  por añadidura. Un último comentario: Ahora que ya se habla sin reservas del tercer hospital para Málaga,  convendría recordar que no fue (solo) la necesidad de aumentar el número de camas lo que llevó a reclamar su construcción,  sino (sobre todo) la de refundar el viejo Carlos Haya, en el que el sentido de pertenencia estaba bastante deteriorado por la destrucción funcional del hospital a lo largo de los años. Somos muchos los que podemos dar fe de ello. No estaría mal que volvieran a consultar.  

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