jueves, 27 de julio de 2017

Una recomendación para el verano


FEDERICO SORIGUERMÉDICO. MIEMBRO DE LA ACADEMIA MALAGUEÑA DE CIENCIAS

DIARIO SUR Jueves, 27 julio 2017,

http://www.diariosur.es/opinion/recomendacion-verano-20170727000711-ntvo.html

Una buena conversación. Esta es mi recomendación. Hay pocas cosas como una buena conversación. Pero no todos los que hablan entre sí, conversan. Es el caso de muchas de las tertulias actuales en los medios. Una buena conversación exige el acomodo a unas reglas mínimas (como una y otra vez exigía el viejo Sócrates a sus contertulios). Exige, en primer lugar, que el contertulio sea un 'interlocutor válido' (Adela Cortina). Se puede y se debe hablar con cualquiera, pero no tener con cualquiera una buena conversación. La disposición del interlocutor es tan importante como la propia. Una conversación con personas que no participan de las reglas maestras de una buena conversación es una oportunidad pérdida. Un soliloquio acompañado. Una segunda condición es la adecuada gestión del tiempo. Una buena conversación exige ser generoso con el tiempo. Los estresantes interrogatorios de las entrevistas de Ana Pastor son lo contrario de una conversación. Discurrir exige tiempo. Una conversación apresurada es la némesis de una buena conversación. No hay conversación sin discurso. La impaciencia es incompatible con el escuchar, que es la otra cara imprescindible de unas buena conversación. No hay una conversación sin atentos silencios.
Cuenta Juan Cruz que Borges fue a visitar en Guadalajara (México) a su colega Juan José Arreola famoso por su prosodia. Era una visita de postín, así que fuera de la casa se situaron algunos periodistas que, al término del literario encuentro, le preguntaron al escritor argentino cómo había ido la ceremonia. Y Borges explicó, muy solícito, como siempre: «Muy bien. He podido introducir unos sabios silencios». Desde luego el tema no es indiferente pero para unos buenos conversadores cualquier tema puede ser oportuno. Cajal decía que «en general no hay cuestiones agotadas sino hombres agotados por las cuestiones». Aún así el buen conversador debe poseer el don de la oportunidad. Sí, cualquier tema es bueno pero algunos según el día, la hora y los contertulios son mejores que otros.
Una buena conversación exige un cierto esfuerzo creativo. Algo de imaginación. El aburrimiento es la muerte de la conversación. Cuando se habla con otro el pensamiento aflora como en un parto. Es muy difícil, si no imposible decir con precisión lo que se piensa. Pero es más importante aun pensar lo que se dice. No ofender es imprescindible, pues con la ofensa la conversación termina. Entre interlocutores válidos la ofensa es inadmisible. Pero no la ironía y el humor. La mejor manera de no traspasar la fina barrera que hay a veces entre la ironía y la ofensa es evitar los argumentos 'ad hominen'. En una buena conversación los argumentos 'ad hominen' están prohibidos. Como deben de evitarse los lugares comunes. El fútbol, por ejemplo, pero no, en contra de lo que recomiendan los anglosajones, la política, la religión ni el sexo. Aunque esto es opinable, pues los temas son inagotables y los gustos infinitos. Un buen conversador no puede vetar ningún tema (me contradigo y rectifico: ¡ni siquiera el del fútbol!).
Hay que evitar utilizar las experiencias personales salvo que sirvan para la generalización. Los excesos del mí y el tú son enemigos de una larga conversación. Cuantas menos autorreferencias mejor. ¡Hay que dejar hablar! ¡Hay que saber escuchar¡ Pero sobre todo hace falta que los contertulios les guste jugar con las palabras. Las palabras son como dardos, que ya lo dejó dicho Lázaro Carreter en su famoso libro. Las palabras como representación, como símbolos de las ideas. Una conversación es la manera de jugar con las ideas a través de las palabras. Una buena conversación necesita, en fin, algo de riesgo. Arriesgar con una idea, con la memoria de las cosas y de las palabras, con alguna palabra que nos permita discurrir, pues sin discurso, ya lo hemos dicho, la conversación se empantana y fenece por aburrimiento. Una buena conversación es lo contrario de un debate y desde luego de una discusión que son variantes verbales de los duelos en los que siempre hay vencedores y vencidos, como creían aquellos sofistas que intentaban convencer a Sócrates sin demasiado éxito. Quienes discuten no conversan. Para los sofistas la conversación era la continuación del estado de naturaleza en la que solo cabía la victoria o la derrota.
Para Sócrates, por el contrario, el arte de la conversación consistía no en vencer sino en convencer. Pero si no logras convencer al contertulio mejor cambiar de conversación. Los argumentos no son mejores porque se repitan. Se cuenta que cuando Sócrates fue condenado su mujer le dijo: ¿es que no te importa morir sin defender tu inocencia? A lo que Sócrates le respondió: ¡es que acaso preferirías que me condenaran siendo culpable¡ Conversar es converger desde la diferencia. Si yo te regalo una pluma y tú me regalas otra, los dos seguimos teniendo una sola pluma. Pero si yo te doy una idea y tú me das otra ahora los dos tenemos dos ideas. En fin, que bien mirado aquella asignatura que algunos llamaron educación para la ciudadanía, tan necesaria y que entre todos la mataron, podría ser renombrada como la del arte de conversar, que sería también su único contenido, aunque es muy probable que los cancerberos de la instrucción pública reglamentarían el cómo, el quién y el cuándo hacerlo, impidiendo así que se lleve a la práctica uno de los más sabios consejos de Sócrates: «para que el otro pueda aceptar (o rechazar) lo que yo digo primero es preciso que yo (que soy quien puede explicárselo) lo entienda». Porque una cosa es conversar y otra muy distinta hablar por hablar. ¿Se le ocurre una manera de mejor de emplear su tiempo de vacaciones? Y además, gratis


sábado, 8 de julio de 2017

NOTAS SOBRE EL FUTURO SANITARIO DE MÁLAGA

Federico J. C-Soriguer Escofet
https://www.blogger.com/blogger.g?blogID=3821790303243277375#editor/target=post;postID=539128299435144494
(Málaga Julio de 2017)
1.      Justificación

2.      Breve nota histórica
2.1  Del hospital Carlos Haya
2.2  De la atención primaria
3.      Necesidad de un cambio de modelo
4.      El futuro hospitalario de Málaga
5.      Cambio en las relaciones laborales, personales e institucionales
6.      En resumen



1.      JUSTIFICION DE ESTA  INICIATIVA:
El pasado día 19 de Mayo se produjo la primera reunión del GRUPO ASESOR PARA EL ESTUDIO DE LA SITUACIÓN  HOSPITALARIA EN MÁLAGA, uno de los dos grupos que ha creado la Consejeria de Salud, presididos por la Vicenconsejera  Dñª Isabel Baena y coordinados por el Dr. José Luis García de Arboleya . A la reunión asistieron un número significativo de  personas,  la mayoría directores de UGC o Jefes de Servicio del Hospital Carlos Haya, algunos ya jubilados, pero también del Hospital Clínico y de la administración.  La reunión duró  unas cuatro horas y siguió el esquema de un grupo nominal con una tormenta de ideas antes y después de haber dejado plasmado por escrito en unos breves minutos las  propuestas de cada uno en una tabla de 2x1, en la que se pedía resumir los aspectos positivos que había en el Hospital (y por extensión en el sistema sanitario de Málaga) y las propuestas de mejora. Las tres personas que representaban a la EASP quedaron en resumir lo dicho y escrito y en volver a convocar otra reunión sobre la que no se propuso calendario alguno. Es de señalar que durante la tormenta de ideas la mayor parte de las intervenciones estuvieron dedicadas a analizar los desaciertos y no tanto los aciertos o las propuestas de mejora, que fue lo que se solicitó por escrito. Incluso cuando después de haberlo hecho por escrito (en una tabla semi-DAFO) hubo otro turno de intervenciones estas se ratificaron más en las críticas que en las propuestas.
Ante la dificultad de resumir las propuestas de la tormenta de ideas, especialmente porque las personas encargadas de hacerlo   nada conocían sobre el tema discutido (como expresamente con honestidad reconocieron) ,  así como por lo desordenado e improvisado de las intervenciones, que en algún momento fueron muy personales, es por lo que me ha parecido  conveniente  ofrecer al Grupo Asesor  por escrito y de manera estructurada una serie de comentarios y propuestas, la mayoría de las cuales fueron allí expuestas de manera muy desordenada y sucinta, con la única pretensión de que puedan ser útiles a la hora del diseño del plan funcional de la sanidad malagueña tal  como se aspita en la convocatoria del grupo asesor.
 

2.      BREVE HISTORIA[2]
a.      DEL HOSPITAL CARLOS HAYA.
El Hospital Carlos Haya fue inaugurado el 1 de mayo de 1956. Su historia ha sido escrita y publicada recientemente, así como la del Hospital Civil y puede ser consultada en ref. [3], [4]. Fue uno de las últimas residencias del seguro de enfermedad construidas por el régimen de Franco, tras la creación del SOE (Seguro Obligatorio de Enfermedad) en 1942,  inmediatamente después de terminar la Guerra Civil.  En la historia del hospital hay tres momentos que condicionan, de alguna manera, su naturaleza. Un periodo que abarca desde su construcción (1956) hasta la dotación de las distintas especialidades médicas. Un segundo periodo, que llegará hasta las transferencias sanitarias (1984) y un tercer periodo, hasta la celebración de su cincuenta aniversario en 2006, en el que se va a iniciar la desaparición del nombre como Hospital Carlos Haya y, más recientemente  con la política de fusiones iniciada por la Consejería de Salud en 2013, la probable desaparición de la histórica identidad del centro. Estos son periodos que se pueden identificar con fechas concretas, pero hay también otras formas de catalogar la vida del hospital. Hubo un periodo en el que el hospital permaneció, de alguna manera, atado a las estructura del franquismo y en el que se mantuvo, apenas sin cambio, el modelo médico tradicional, que en lo social representaba la aplicación a la organización sanitaria del modelo autoritario que correspondía a la época y en lo profesional los últimos coletazos de lo que los bioeticista llamaron después medicina paternalista.  Coincidió con la época de la Residencia Carlos Haya en la que, de manera muy simbólica, al frente de ella hubo un coronel médico. Le siguió a este momento un periodo de transición que coincidió con la dirección del doctor Juan Cabrerizo, en el que el viejo mundo no acababa de morir y el nuevo no acababa de nacer. Fue el periodo de la jerarquización de los Servicios y del nacimiento de la Ciudad Sanitaria Carlos Haya. Coincide también con la llegada de la primera hornada de jóvenes médicos que cambiarían la historia del hospital, pues convierten a la vieja Residencia en un centro moderno lleno de tensiones entre el viejo y el nuevo mundo, pero lleno también de entusiasmo y esperanza. Una esperanza que se redobla con la llegada de la democracia en 1975 y las transferencias sanitarias en 1984, pues con la primera el viejo modelo paternalista va cediendo terreno y con la segunda el hospital tiene que asumir sus propias responsabilidades rompiendo el sucursalismo que hasta entonces mantenía con los grandes centros sanitarios de Madrid y Barcelona. Este periodo, probablemente, si no el mejor periodo de la historia del hospital pues las carencias eran aún enormes, sí fue en el que los médicos y el resto de los trabajadores, trabajaron con más entusiasmo. Un periodo que dura hasta comienzos de los noventa y en el que el modelo gerencialista iniciado años antes de la mano de los nuevos líderes sanitarios, va introduciendo un creciente control sobre la autonomía profesional que, ya en los comienzos del nuevo siglo, empieza a manifestarse en el desistimiento de muchos profesionales. Un desistimiento que se agudiza con la crisis económica iniciada en el año 2008, momento en el que se unen, por un lado, los dramáticos recortes en los sistemas públicos y, por otro, se radicaliza la intervención de la política en la gestión diaria de la vida del hospital. La creación de las Unidades de Gestión Clínica (UGC), un experimento de participación en cierto modo fallido y de las UGC intercentros, un experimento muy reciente, hecho con tales prisas que sólo se pueden explicar en términos políticos pero no en los convencionales de la evaluación de cualquier proceso (eficacia, efectividad y eficiencia). Muy especialmente porque, además, toda la experiencia en el resto del mundo  sobre estas grandes fusiones hace aun más inexplicable las prisas y la falta de previsión con las que se ha llevado a cabo la masiva fusión de hospitales y UGC en Andalucía. Un experimento fallido que ha obligado, tras los últimos cambios habidos en la Consejería de Salud a paralizar y a rectificar la política de fusiones.


RESUMEN DE LOS ACONTECIMIENTOS MÁS RELEVANTES D ELA HISTORIA DEL HOSPITAL RRGIONAL DE MÁLAGA (ANTES HOSPITAL CARLOS HAYA)
Fecha
Hito
1956
Inauguración de la Residencia Carlos Haya
1971
Inauguración del Pabellón B.
1972
Comienza la “jerarquización funcional”  del Hospital
1972
Inauguración de la Ciudad Sanitaria Carlos Haya
1972
Centro de Especialidades “José Estrada” y Centro de Diagnóstico “Jesús Cautivo”
1975
Primera promoción de MIR
1981
Se vota el Estatuto  de Autonomía de  Andalucía
1981
Se inaugura el Hospital Materno Infantil
1984
Transferencias autonómicas a Andalucía
1984
Declaraciones de Pablo Recio en Málaga: “Los proyectos hospitalarios no se enfocan independientemente. Carlos Haya es un modelo de sinrazón desde su origen y lo que no tiene sentido es analizarlo como si fuera un papel en blanco…
1986
Se crea el SAS en sustitución de la RASSA
1980-1989
Obras de remodelación de los pabellones A y B. Utilización de los Hospitales Noble, 18 de Julio, Marítimo de Torremolinos
1987
Se cierra el Hospital de Campanillas
1989
El Hospital Civil pasa a ser Pabellón C de Carlos Haya
1989
Se abre el Hospital Clínico
1992
Se acredita la Unidad de Investigación,
1989
Convenio con el Hospital de la Cruz Roja
1992
Terminan las obras de remodelación del Pabellón B
1992
Se cierra el  Hospital Noble
1994
Se cierra el 18 de Julio
1996
Se integra el Hospital de la Cruz Roja al SAS (Hospital de Ciudad Jardín)
1997
Se incluyen las UGC en el Plan Estratégico del SAS
1998
Se crea la Fundación Carlos Haya
2001
Se inaugura el Centro de Especialidades José Estrada (se trasladan desde Calle Córdoba)
2002
Se inicia una gran reforma del Hospital de Ciudad Jardín
2004
Importantes obras de reforma de los pabellones A y B
2004
Se crea el Instituto Mediterráneo para el Avance de la Biotecnologia y la Investigación Sanitaria (IMABIS).
2004-2005.
Se cierra el Hospital de Ciudad Jardín
2005
Primera propuesta de cambio de nombre por Blas Infante
2007
La Consejera de Salud anuncia la ampliación en 110 camas en el Hospital civil y la construcción de los laboratorios del IBIMA
2008
Se crea la fundación (FIMABIS)
2008
Universalización del modelo de UGC
2008
La consejera de Salud anuncia la construcción en Málaga de un nuevo hospital de 1500 camas, 400 más de las que tienen hoy día los tres hospitales que se agrupan en  el complejo –Carlos Haya, Materno y
Civil– y un aumento de diez quirófanos.
2010
Se crea el Instituto de Investigación Biomédica de Málaga (IBIMA)
2 de febrero de 2011
La consejera de Salud anuncia la colocación de la primera piedra del futuro nuevo gran Hospital Carlos Haya. En palabras de la señora Montero el nuevo Hospital Regional permitirá superar las dificultades de funcionalidad, relaciona con la división del complejo actual en tres recintos distintos (Pabellones A y B, Hospital Materno Infantil y Hospital Civil)”.
2013
Fusión por decreto de los dos grandes Hospital de Málaga. Desaparición definitiva del nombre de Carlos Haya
2017
Tras las elecciones andaluzas del 2015 y el reajuste en la Consejeria de Salud, sucesivos decretos  derogan total o parcialmente las fusiones hospitalarias de Andalucía
2017
Se crea y se pone en marcha el GRUPO ASESOR PARA EL ESTUDIO DE LA SITUACIÓN  HOSPITALARIA EN MÁLAGA 


b.      DE LA ATENCIÓN PRIMARIA (AP).
Es imposible hace aquí este resumen de la AP, por lo que al lector interesado le remito a la excelente revisión crítica sobre la situación de la Atención Primaria hecha por la doctora Francisca Muñoz médico de familia del Centro de Salud del Palo, titulado “Cambio de modelo de atención sanitaria”, publicado en 2016[5].  En el artículo la doctora Muñoz desarrolla una lúcida y decida apuesta por un cambio de modelo, resumido al final del artículo con estas palabras: “Siguiendo a la OMS, la medicina de familia debe seguir apostando por el modelo biopsicosocial. El modelo de gestión clínica tiene pendiente la tarea de demostrar beneficio para la salud de la población. Tiene importantes problemas de fondo porque se acerca más a la gestión empresarial que a las necesidades de salud y la atención sanitaria se basa en un derecho y no en un producto. No ha mostrado tampoco ser más rentable: necesita para mantenerse un complejo entramado burocrático también costoso y sus consecuencias pueden ser más caras que los ahorros que se le atribuyen”.

En todo caso cualquier reforma sanitaria de Málaga debe pasar por el reforzamiento de la atención primaria, del número de centros de salud, de su autonomía profesional, de la relación médicos/pacientes/población y de una redefinición de las competencias y de la cartera de servicio de los médicos de atención primaria y de los centros de salud.


3.      NECESIDAD DE UN CAMBIO DE MODELO
El modela actual está basado en una determinada manera de enfermar que era la propia de cuando se pusieron en marcha las grandes reformas de los sistemas sanitarios modernos en la segunda mitad del siglo XX.  La reforma sanitaria llevada a cabo en los años 80 del siglo XX en nuestro país y consiguientemente en Andalucía tuvo como primer objetivo atender las necesidades de salud de toda la población (fase extensiva); sin embargo, una vez conseguida  se tendrían  que haber introducido cambios  cualitativos  (fase intensiva), que no se han llevado a cabo por lo que el modelo está  revelándose parcialmente fallido.  El modelo de gran  utilidad en su momento no está siendo capaz de adaptarse a los grandes cambios que se han producido en: a) el genio epidemiológico de muchas de las enfermedades, b) en sus determinantes y en los actuales determinantes de salud , c) en el crecimiento exponencial de la biotecnologia  y d)  a los cambio en la manera de ser y de estar enfermo en el siglo XXI.
Parece  necesario pasar del actual modelo basado en una obsesión  “cuantófrenica” de la gestión, a otro que tenga en cuenta, al menos, dos aproximaciones escasamente exploradas hasta ahora.

1.      Una mayor integración de los servicios sociales con los servicios sanitarios. Aunque la medicina tecnológica promete a los médicos, al sistema sanitario y a los pacientes soluciones para casi todo, la realidad es que cada vez hay más personas frágiles, bien por los problemas relacionados con enfermedades crónicas e invalidantes, bien relacionados con  el envejecimiento, bien por la indigencia  del actual modelo social que está dejando sin protección  en grandes masas de población. Cualquier clínico del hospital, cualquier médico de familia de un Centro de Salud sabe que una parte importante de la demanda asistencial ya sea hospitalaria o de AP,    son de personas “frágiles” que si dispusieran de un soporte social digno y competente, liberarían al sistema sanitario de una atención costosísima y en muchas ocasiones ineficiente pues el sistema no está preparado para ello.
2.      Un aumento de la calidad de la atención a los  enfermos crónicos. Hoy es un lugar común que la mayor parte del peso de la asistencia médica recae en personas aquejadas de enfermedades crónicas. Precisamente el éxito del sistema sanitario ha sido la cronificación de muchas enfermedades que antes eran mortales o acortaban de manera muy importante la vida de las personas que las padecían. Es el caso de las lesiones medulares, del SIDA o de la Diabetes Mellitus, por citar solo tres ejemplos. Sin embargo el sistema mantiene una estructura diseñada para la atención aguda de las personas enfermas. Un ejemplo notable es la preferencia que se da en los objetivos institucionales a las listas de espera identificadas siempre con las primeras visitas. Como los recursos son limitados (un tópico de la gestión), las primeras visitas (atención “aguda”) compite con las segundas y sucesivas visitas o revisiones que son las que identifican la calidad de la atención de los enfermos  una vez superada la fase aguda. Esto está dando lugar a una disminución de la calidad de las revisiones, tanto de la atención especializada como de la AP que son sistemáticamente penalizadas, habiéndose establecido un perverso sistema de competición entre ambos niveles de asistencia en función de los objetivos competitivos que el modelo de gestión tiene diseñado en el momento actual. La consecuencia es al fracaso de la prevención secundaria. Numerosos estudios han demostrado que un aumento de la calidad de la atención a los pacientes es el mejor instrumento de prevención secundaria y, además, el mejor mecanismo  para reducir los costosísimos reingresos de estos pacientes.  Es un ejemplo notable de como la inversión en calidad asistencial (en este caso en la atención de las revisiones, de las segundas y siguientes visitas, etc) es muy rentable. Probablemente hoy la más rentable de las inversiones en términos económicos, pero desde luego en los intangibles de bienestar y calidad de vida y los más tangibles de la productividad social de aquellas  personas con problemas crónicos  que bien atendidos pueden seguir contribuyendo a la construcción y mantenimiento de la sociedad.
Esta prevención secundaria a la manera aquí definida no es incompatible con la promoción de la prevención primaria. Pero a diferencia de esta (que depende de los cambios en el modelo social y político más que del sanitario) la prevención secundaria  depende casi exclusivamente del modelo de asistencia  y del aumento de la calidad en la atención a los pacientes crónicos (hoy la mayoría)  por el  sistema sanitario.  
De todas las medidas para conseguir estos objetivos dos son imprescindibles. a) Un aumento del tiempo de atención clínica, educativa, rehabilitadora, etc, por paciente, b) una mayor autonomía de los profesionales (acompañada de una mejor formación científica y humanística de los mismos) y c) un cambio radical en las prioridades de la gestión.  

4.      EL FUTURO HOSPITALARIO DE MÁLAGA
La situación hospitalaria de Málaga (capital) es la que ha despertado en la sociedad y en los  agentes sociales una mayor atención, pero no puede ser pensada sin tener en cuenta la historia hospitalaria de la ciudad ni, desde luego, desde fuera del resto de  la  situación sanitaria de Málaga.  De ambas, la historia y la situación sanitaria,  hemos dejado arriba constancia de manera muy breve, como corresponde a la naturaleza de estas “notas” .
La historia del desarrollo hospitalario de Málaga capital tiene unas características comunes con la del resto de las ciudades andaluzas y españolas  y algunas singularidades que sin conocerlas hace difícil entender como se ha llegado hasta aquí. Cuatro  son las más significativas:
a.       El crecimiento totalmente disfuncional que se ha producido de la estructura hospitalaria, representado sobre todo por la actual situación del antiguo hospital Carlos Haya.  
b.      La existencia en Málaga de una potente medicina hospitalaria privada que está compitiendo con la pública,  con la enorme ventaja de, por un lado disponer del “derecho de admisión” y, por otro, del  gran apoyo mediático y propagandístico del que disfruta.
c.       La existencia de una red amplia y eficiente de hospitales comarcales (Antequera, Ronda, Marbella, Axarquía..).
d.      Las promesas repetidamente incumplidas de solucionar la situación hospitalaria de Málaga capital. No otra cosa fueron, a)  el  gran fiasco de la construcción del nuevo gran hospital Carlos Haya, cuya promesa aun seguía en labios de los Consejeros de Salud muchos después incluso de haber estallado la crisis (al menos hasta el 2011) y b) el fracaso de las fusiones de los dos hospitales de la ciudad, cuya rectificación en toda regla ha sido (parece) uno de los motivos de los recientes  cambios de responsables en la Consejería de salud.
e.       La integración  forzada que se produjo de la plantilla del viejo Hospital Civil en el nuevo Hospital Clínico (en el año 1989), una integración conflictiva  cuya normalización ha durado décadas y que solo  con el recambio generacional se está normalizando.
f.       La dificultad para la normalización del Hospital Carlos Haya como Hospital Universitario, que es también una de las razones, junto a la del apartado anterior,  de que las relaciones entre ambos hospitales hayan estado lejos de ser funcionales.  
En cuanto a las propuestas sobre el futuro hospitalario, el momento actual hay tres opciones en liza:
1.      No hacer nada, dejarlo todo como está y dejar pasar el tiempo. Nadie lo reconoce en público pero hay el temor de que, como ha ocurrido ya en dos ocasiones anteriores, estemos ahora en otro momento de dilación institucional que nos llevaría a  2019, cuando las elecciones municipales, durante  las que se podrían generar  nuevas  promesas que permitirían a quienes tienen que decidir ir tirando otros años más.
2.      La propuesta del tercer hospital. Hasta ahora las sucesivas consejerías habían terminado reconociendo que la situación del Hospital Carlos Haya solo podía venir por su refundación (ver referencias de estas Notas y las hemeroteca)  y que la solución pasaba por hacer un nuevo gran Hospital (Carlos Haya o renombrado). La otra alternativa siempre defendida por el Partido Popular en Málaga era la de hacer un tercer hospital a ser posible en la zona Este. Sorprendentemente desde la actual administración sanitaria hemos oído ahora voces en este sentido. Los fundamentos de este cambio de opinión los podemos resumir en los siguientes: a) Hay que acercar la atención hospitalaria a los ciudadanos, b) hoy ya no se hacen grandes hospitales, c) los hospitales grandes son ineficientes e inmanejables, d) son muy caros.
3.      La tercera alternativa es la construcción de un  nuevo “Carlos Haya” (refundado y renombrado). Desde nuestro punto de vista el renunciar a refundar al viejo Hospital Carlos Haya como un nuevo gran hospital es un grave error que va a hipotecar para siempre el futuro hospitalario de  Málaga. Algunas razones:
a.       Una provincia  como Málaga, con un espacio humano de atención sanitaria de  más de un millón de habitantes,  necesita de un gran hospital de referencia. Como lo son Virgen del Rocío en Sevilla, Reina Sofía en Córdoba, La Fe de Valencia, el nuevo Valdecillas en Cantabria, etc, etc.  No solo para mayor  prestigio sanitario de la  ciudad (que también) sino como instrumento para hacer frente a los grandes retos de la medicina actual.  
b.      Un  hospital es, sin duda, una gran inversión. Más aún un gran hospital. Quienes abogan por un tercer hospital pequeño con menos costes de construcción, creen que de esta forma se dará igualmente  respuesta a las necesidades hospitalarias de los ciudadanos, que es, dicen con razón, el  objetivo de un hospital. Pero es solo una razón. Hay muchas otras y de mayor peso para que en Málaga se haga un Hospital grande que sustituya y amplíe el viejo Hospital Carlos Haya.           
 b-1. Un argumento que se esgrime por los defensores de un “tercer hospital” es que esto permitirá hacerlo en alguna zona de Málaga (se cita siempre la zona Este) que no tiene ningún hospital. La cuestión de las distancias es un argumento escasamente convincente.  Lo que tiene que estar cerca de los ciudadanos son los centros de salud. Los hospitales lo que tienen que estar es bien comunicados. En una zona geográfica como Málaga siempre,  la mayoría de los ciudadanos,  estarán lejos de un hospital. Un tercer hospital en Málaga, no sería en realidad más que un cuarto, quinto o sexto hospital, depende de cómo se cuente al fracturado y viejo Carlos Haya. No, no solucionaría la dispersión de servicios sino que la aumentaría, lo que sería claramente ineficiente. No podría tener servicios y estructuras de alta complejidad que solo son rentables y posibles en grandes instalaciones. Así lo han visto por ejemplo en Estocolmo cuando han hecho el nuevo Karolinska Hospital. Tampoco solucionaría la dispersión de los servicios y las plantillas, que es el principal  problema del actual Carlos Haya. Esperamos que algún día algún economista de la salud estudie y cuantifique  los costes que para la sanidad malagueña y desde luego la hospitalaria ha supuesto la disfuncionalidad estructural de Carlos Haya que ha dispersado física, profesional, formativa y emocionalmente a los profesionales sanitarios.    En un momento en el que las grandes empresas diseñan estructuras que permitan a los trabajadores encuentros casuales o formales,  de los que surgen la creatividad, la empatía y el sentido de pertenencia a la institución, la destrucción funcional del viejo Hospital Carlos Haya ha caminado en sentido contrario. Un nuevo “tercer “hospital no haría más que ir en dirección contraria a los actuales modelos de gestión de las grandes inversiones y, sobre todo, del capital humano. 
b-3. Una inversión de esta envergadura exige que la rentabilidad no sea solo la de dar un servicio estándar a la población. Un gran hospital es además muchas otras cosas.  Es desde luego la mejor manera de rentabilizar la gran inversión tecnológica. Un gran hospital hoy no es solo un centro donde se resuelven eficientemente  los problemas asistenciales  sino también un lugar donde se devuelve a la sociedad en conocimiento parte de la inversión que la sociedad ha hecho en la institución. Málaga aun no tiene sede del  Instituto de Investigación Biomédica de Málaga (IBIMA). Es el único Instituto de los cuatro de Andalucía que no la tiene. Sevilla, Granada y Córdoba tienen unos excelentes edificios  recién construidos al lado mismo del Virgen del Rocío, Reina Sofía y del nuevo Hospital del Campus de la Salud de Granada. En Málaga su construcción estuvo presupuestada e iba a ser la primera piedra del nuevo Hospital Carlos Haya (o como fuese a llamarse)  que se iba a construir en los Asperones, pero  nunca se llegó a hacer pues la iniciativa desapareció al ir unida a la del  “macrohospital”.
b-4. Con frecuencia se arguye que un gran hospital es muy difícil de gestionar y que, además, deshumaniza la atención médica.  Quien esto dice desconoce aquellas iniciativas arquitectónicas y gestoras que han demostrado, precisamente, todo lo contrario.
b-5. Por el contrario, la alta concentración de tecnología, la intensa interacción entre personas y especialidades, hace de un gran hospital bien diseñado arquitectónicamente y bien gestionado humanamente una fuente inagotable de innovación y creatividad. 
b-6. El cambio de opinión y de modelo de algunos gestores y de algunos políticos sanitarios en realidad más parece estar asociado a la falta de recursos para volver a poner encima de la mesa la refundación del hospital Carlos Haya. Un tercer hospital (o enésimo hospital contando los diversos hospitalitos del fracturado Carlos Haya) hipotecará de por vida el futuro hospitalario de Málaga y en opinión de algunos sería preferible no hacerlo, esperando que se pueda hacer el “nuevo Carlos Haya ”.

b-7. Una parte no mensurable de las reservas para hacer un nuevo gran hospital en Málaga vienen de algunas personas del Hospital Clínico que siempre han visto al viejo Hospital Carlos Haya como un competidor a batir. Un nuevo gran hospital no es incompatible con el reforzamiento de las estructuras y de la calidad asistencial del Hospital Clínico, como no lo es tampoco con el mantenimiento de la actividad de algunos de los cuatro pabellones actuales del  viejo Hospital Carlos Haya. De hecho en el diseño de la atención hospitalario de Málaga habría que establecer niveles de complejidad para los ingresos y para los servicios:  a) Alta, b) Media y c) Baja complejidad. El nuevo gran Hospital Carlos Haya (refundado y renombrado) sería un Hospital de alta complejidad, que daría servicio específicos entre otros al resto de los hospitales comarcales de la provincia, el Hospital Clínico reforzado podría ser un Hospital de complejidad media y alta resolución y algunos de los pabellones del viejo Hospital Carlos Haya podrían quedar como centros de ingresos de baja complejidad.
b-8 . El  argumento de unos y de otros para no hacer un “nuevo Hospital Carlos Haya” (refundado y redefinido), es el elevado coste. No hay dinero se dice y llevan razón. Lo habría, parecen decir los que defiende un “tercer hospital”,  para uno de tamaño pequeño o mediano.    Pero un hospital de tamaño medio también tiene un alto coste. Menos, desde luego,  que uno del tamaño del actual Carlos Haya pero alto también. Especialmente si, además, hay que mantener al actual Carlos Haya, pues si lo que se pretende es sustituir el gran hospital Carlos Haya por uno de tamaño medio, estamos asistiendo a un gran engaño y no creemos que sea de esto de lo que se está debatiendo. En cambio un “nuevo Carlos Haya (refundado y renombrado) sí que sustituiría al actual.  Por tanto al coste de la construcción de un nuevo “Carlos Haya” habría, a largo plazo,  que desquitarle el gasto que  supone el mantenimiento de unas estructuras obsoletas como son las actuales. Un gasto que podría ser parcialmente compensado con la rentabilidad que se pudiese obtener por los espacios vacios que fuesen quedando del viejo Hospital Carlos Haya (una cuestión que despierta muchas reservas en determinadas fuerzas políticas, y que no debería ser un obstáculo si se trabaja con transparencia y con visión de futuro).
b-9 Por otro lado y finalmente,  el “nuevo  Hospital Carlos Haya” (refundado y renombrado),  podría ser construido por fases. Lo importante es tener un proyecto de ciudad y de sanidad (incluidas las infraestructuras hospitalarias) a largo plazo. Un proyecto para los próximos 10 o 20 años en los que tanto el diseño arquitectónico del nuevo hospital, como el funcional permitiesen ir ampliándolo a medida que los recursos lo permitieran. De esta forma podría conciliarse la propuesta posibilista de un hospital mediano a corto plazo y un “nuevo Carlos Haya” (refundado y renombrado) a medio y largo plazo. De esta forma no hipotecaríamos el futuro a las precariedades del presente y podríamos legarles a nuestros hijos y nietos la libertad que el presente a veces constriñe a una generación.
b-10. Una iniciativa que, no se nos oculta, exigiría de una visión política a largo plazo y de, alguna manera,   un cierto “pacto de estado sanitario para la ciudad de Málaga” entre las diferentes fuerzas políticas del presente.

5.      CAMBIO EN LAS RELACIONES LABORALES, PERSONALES E INSTITUCIONALES.
Por último, cualquier reforma de la atención sanitaria de Málaga debe pasar por un cambio profundo de las relaciones personales e institucionales.
a.       Independientemente de la existencia de gerentes al frente de cada una de las instancias sanitarias de la ciudad, la gestión de la atención primaria y de la atención especializada no pueden seguir basadas en estructuras competitivas entre sí a la hora de plantear, negociar y conseguir los objetivos políticos o técnicos del SAS. Uno de los actuales problemas, por ejemplo, es que  los médicos de AP  no pueden pedir  pruebas básicas  que quedan en manos de la atención especializada mientras que a la  atención especializada se les premia por altas precoces a la atención primaria. Es una experiencia común que cuando hay un contacto personal entre la AP y la especializada por lo general los problemas se resuelven en nombre del mayor bien para el paciente, pero que cuando esto hay que hacerlo institucionalmente se produce finalmente una permanente  derivación de pacientes en nombre de los protocolos de productividad (que influyen en el salario, incluido el salario de las personas de la “nomenclatura”  institucional) con el objetivo de conseguir los objetivos cuantitativos como sea.
b.      Adaptar las plantillas a las demandas sanitarias, tanto en número como en calidad: esto pasa por sustituir a las personas que se han jubilado, por anticiparse y  preparar para el relevo de profesionales que realizan tareas complejas dentro de equipos profesionales, en definitiva planificar las plantillas basándose en los problemas de salud y en la complejidad de las tareas que se supone ha de realizar un hospital de tercer nivel.
c.       Hay que dar un salto radical en la gestión del capital humano. En este momento hay una fractura muy importante del sentido de pertenencia en  las nuevas generaciones de profesionales para con las instituciones públicas. La formación de un especialista es un proceso largo en años y costoso en dinero y también es sabido que más o menos desde que empezó la crisis la mayoría de los nuevos especialistas (residentes que terminan su especialidad) encuentran su puesto de trabajo en los centros privados,  o se van al extranjero o a otras ciudades, entre otras cosas debido a que no se  les ofrecen ningún contrato en el sistema público o bien, cuando eso sucede, los contratos son de los llamados "basura". Aunque no exclusivamente una mejora de la calidad (en realidad de la dignidad) de los contratos será imprescindible. Por otro lado hay que volver a recuperar esa parte imprescindible del salario de cualquier profesional que es “el salario cultural”, ese que hace que muchos  médicos y otros profesionales sanitarios hayan mantenido una calidad mínima incluso en situaciones de crisis  como la que hemos y aun estamos pasando. Desarrollar las condiciones laborales para que los profesionales puedan desarrollar su proyecto profesional es decir su vocación, debería ser parte de la reforma sanitaria. Y una manera de hacerlo es desarrollando estrategias laborales para que los médicos y demás profesionales sanitarios vocacionales puedan aumentar su autonomía y su participación, y con ella su sentido de pertenencia a la institución.
d.      Hay que dinamizar la participación de los trabajadores en las instituciones sanitarias. Hay que revitalizar las comisiones (de mortalidad, de calidad, de ética, de historia clínicas, etc.) unas comisiones que no pueden ser meros apéndice de la gerencia sino verdaderos instrumentos de la participación, de la innovación y de la creatividad de los profesionales sanitarios.
e.       Hay que democratizar las instituciones. Hasta ahora no ha habido más que un discurso retórico sobre democratización. Por ejemplo mientras que se hablaba de democratización y de participación las comisiones o no existían o estaban completamente controladas por las direcciones o, por ejemplo en el Hospital Carlos Haya la Junta Facultativa llevaba ocho años sin renovarse y cuando al fin lo ha hecho, lo hace por así decirlo, sin pena ni gloria, con control de la información y de la difusión de la convocatoria y con buena parte de los candidatos, “digitalizados”.

Podríamos seguir. Si el objetivo es hacer un Plan funcional de la sanidad malagueña es importante conocer antes la realidad, analizarla, y definir a priori el modelo sobre el que el Plan funcional se va a hacer. En las líneas de arriba no se ha pretendido ser exhaustivo, hubiera sido un empeño imposible y habrá que añadirle muchas otras más cuestiones que no han sido reseñadas. Solo se han resaltado las que en nuestra opinión son más relevantes. A cada uno de estos apartados hay que poner ahora música y llenarlo de detalles. Pero en estas NOTAS queda resumida lo más relevante de los cambios en el modelo de atención sanitaria que deberían de producirse en la ciudad.

6.      EN RESUMEN:
Unas reformas que podrían resumirse en los siguientes puntos.

1.      Las reformas no pueden ignorar la historia sanitaria de la ciudad y muy en particular la hospitalaria.
2.      La reforma debe definir el modelo sobre el que se basa.
a.       En nuestra opinión este modelo debe incrementar  las relaciones con los sistema de protección social y sobre todo aumentar la calidad a la atención a los enfermos crónicos como el mejor instrumento de prevención secundaria, cuyo fracaso es probablemente lo más costoso del sistema sanitario actual.
b.       Debe tener en cuenta las singularidades de la ciudad, entre las que las más significativas son a) el problema hospitalario de Málaga capital y muy en particular la desestructuración física y funcional del viejo Hospital Carlos Haya y b) la presencia de una red hospitalaria privada que compite (y no siempre lealmente) con el SSP.  
3.      Ninguna reforma puede ignorar la atención  primaria. Será imprescindible una mejora de la AP, que debe pasar por un mayor número de  centros de salud, una revisión de sus funciones, una mejora sustancial del tiempo de dedicación por paciente  y una mayor autonomía en su funcionamiento, por ejemplo en el diseño de las agendas.
4.       En una gran ciudad como Málaga (y provincia), la mayoría de la gente siempre estará lejos de un centro hospitalario. Son los centros de salud lo que deben estar cerca de los ciudadanos no, necesariamente,  los centros hospitalarios. Los centros hospitalarios lo que tienen que estar es  bien comunicados y ser accesibles.  
5.      Un hospital de tamaño medio en la zona Este (o en cualquier otro lugar) como se propone desde algunas instancias no solucionaría el problema hospitalario de Málaga. Carlos Haya ya está fracturado en cuatro pabellones repartidos por la ciudad, Lo único que se conseguiría es aumentar la difuncionalidad hospitalaria de Málaga, que es ahora su principal problema.
6.      La solución hospitalaria debe pasar por la construcción de un “nuevo Carlos Haya” renombrado. Las razones se han expuesto arriba. Es la mejor manera de dar respuesta de escala a la gran inversión que supone la construcción de un hospital, entre ellas las tecnológicas, de garantizar la respuesta a los problemas complejos, de dotar a la ciudad de un OPI competitivo  para todo el siglo XXI y sobre todo de solucionar la disfuncionalidad actual hospitalaria de Málaga, su principal problema.
7.      Un gran hospital como el que Málaga necesita,  tiene que replantease la cuestión de los liderazgos y de la selección y cualificación del personal. En el siglo XXI el espacio de competencia no será ni local ni regional ni siquiera nacional. Málaga debe prepararse sanitariamente para competir a nivel mundial.
8.      Un gran hospital es una gran OPI. El gran hospital es una condición necesaria para que Málaga se convierta en un referente nacional e internacional a nivel científico y tecnológico.
9.      El diseño estratégico del mapa hospitalario de Málaga debe contemplarse en niveles de complejidad. En el momento actual parte de la ineficiencia del sistema es la incapacidad para separar estos niveles. El nuevo gran hospital permitirá diseñarlo como de un nivel de alta complejidad, que se completaría con otro de media y alta resolución y otro de baja (algunos de los pabellones del viejo Hospital Carlos Haya). 
10.  Un plan funcional debe contemplar la reforma de la gestión del capital humano. La dignificación de los contratos, la regeneración de las  comisiones y de las estructuras de participación, serán imprescindibles





[1] Las opiniones vertidas en este texto son responsabilidad exclusiva del autor y no representan las de ninguno de los  grupos de trabajo en los que ha sido invitado a participar.. 
[2] En el momento actual se está produciendo un recambio generacional tanto de las personas responsables del SAS y de la Consejeria como en la estructura asistencial de los centros sanitarios. Unas nuevas generaciones que probablemente participen ya de la falta de conocimiento del pasado reciente, (tal como es reconocido por la mayoría de los  sociólogos para el resto del país).  Por esta razón nos ha parecido conveniente  comenzar estas NOTAS con un breve resumen histórico, centrado sobre todo en el Hospital Carlos Haya.
[3] Federico Soriguer y Francisco García. Historia del Hospital Carlos Haya y de sus Pabellones. Editorial el Genal- Proteo, Málaga 2017
[4] Ildefonso Fernández Baca. Historia del Hospital Civil. Conferencia en las Jornada sobre el Hospital civil organizadas por el Colegio de Médicos de Málaga, 2017
[5] Francisca Muñoz Cobos. Cambio de modelo de atención sanitaria Med fam Andal Vol. 17, Nº.1, junio 2016