jueves, 30 de marzo de 2017

DIEZ CERTEZAS SOBRE LA TORRE DEL PUERTO DE MÁLAGA

LA TRIBUNA
FEDERICO SORIGUER / MÉDICO Y MIEMBRO DE NÚMERO DE LA ACADEMIA MALAGUEÑA DE CIENCIAS
30 marzo 201709:25
http://www.diariosur.es/opinion/201703/30/diez-certezas-sobre-torre-20170330005823-v.html

Primera certeza: El proyecto sobre la torre del puerto no le gusta a todo el mundo. Tal vez no sean mayoría los que la cuestionan, ¡quien lo sabe! pero las opiniones distan mucho de la unanimidad. Ni siquiera en la mesa redonda organizada por este periódico el pasado día 21 de abril y que contó con una nutrida participación, la hubo. Al menos tres de los ocho participantes, discreparon. Segunda certeza: El proyecto goza del inobjetable apoyo democrático municipal, representado por los votos favorables de PP, PSOE, y Ciudadanos. Así funciona la democracia. Pero, ¿representan a la opinión ciudadana en este tema concreto? No deberíamos de olvidar el (mal) ejemplo del parlamento catalán. El voto no es una patente de corso para justificar todas las decisiones que hay que tomar entre elecciones, especialmente si son singulares y trascendentes (esta lo es). En estos casos los políticos deberían consultar con la almohada. Tercera certeza: La torre afecta irreversiblemente al paisaje. El paisaje junto al aire que se respira es de las pocas propiedades verdaderamente comunales. Cuenta Anatole France (Apología del Plagio) la historia de un paisajista, llamado Harpiginies, 'el Miguel Ángel de los árboles'. Cierto día se encontró en un pueblo de la Sologne a un joven pintor aficionado que le dijo en un tono tímido y acuciante a la vez: «¿Sabe usted maestro?, me he reservado este paisaje». El paisaje no pertenece a nadie y hay que cuidarlo porque es una sombra que nos viene del futuro. El Parlamento andaluz también aprobó el proyecto del señor Hohenlohe en Sanlúcar de Barrameda, junto a Doñana. También aquel proyecto venia avalado por un arquitecto. Como todos. Afortunadamente aquel paisaje no era solo nuestro, lo era también de la UE, que impidió la barrabasada. Cuarta certeza: La torre es un negocio para los promotores y, como dijo con gran honestidad el señor Plata, para el Puerto. ¿Pero lo es para la ciudad? Hay muchas formas de morir pero la más estúpida de todas es de éxito. Hay que cuidar el modelo de desarrollo de Málaga. La vocación de muchos promotores es la insaciabilidad y la de los políticos y los ciudadanos responsables, debe ser la moderación y la reflexión. 'Primun vivere et secundum filosofare' le decía un Rocinante famélico a un jactancioso Babieca en el prólogo del Quijote. No, no estamos ya, afortunadamente, en esa época en la que la miseria y la pobreza, lo justificaba todo. Hoy Málaga puede elegir. Es preferible no hacer nada a hacer algo irreparable. Ni la ciudad ni los ciudadanos tienen prisa. La tienen otros. Lo mejor del Puerto ya está hecho, no lo estropeemos. Quinta certeza: La torre no es la única opción. Jerónimo Junquera, arquitecto de 'El Palmeral de las Sorpresas', ha apuntado algunas ideas al respecto. Sexta certeza: Málaga no es Barcelona. Lo recuerda en el SUR del día 24, Txema Martín en una excelente columna sobre la torre del puerto. ¡Cuidado con las comparaciones, son como un boomerang! Séptima certeza: Aunque algunos humanos parecen olvidarlo lo que nos distingue de los animales es precisamente la manía de predecir el futuro. Algo que hacen muy bien los poetas, los grandes olvidados en estos grandes proyectos. Se suele decir que mientras que el niño señala a la luna el tonto mira al dedo. León Felipe dejó dicho que para enterrar a un muerto cualquiera menos un sepulturero. Abrahán en el último minuto sustituyó a su hijo Isaac por un cordero. Relean esta hermosa historia ahora contada poéticamente por Gustavo Martín Zarzo en su última novela. ¿Por qué hay que sacrificar a Isaac? Salirse de sí, es una condición necesaria para imaginar el futuro. Algo prohibido por la cultura tecnológica actual. Octava certeza: Los iconos no se buscan, se encuentran. Un icono es un símbolo, no un muñequito del móvil. Convendría recordar lo que era un 'Simbolon' para los griegos. Una especie de moneda o medalla cuya mitad se daba al amigo que partía para un largo viaje. ¿Cuál sería el mejor icono para Málaga? ¿Una torre en la bocana del puerto? ¿Dónde está la singularidad icónica? No deberíamos olvidar que, parodiando al famoso aforismo sobre la rosa de Gertrude Stein «una torre, es una torre, es una torre, es una torre». También ésta. Eso es todo. Novena certeza: La Torre Eiffel es un mal ejemplo. La contestación de los intelectuales franceses a la Torre Eiffel se ha convertido para sus defensores en el gran argumento de autoridad. Habría que tener cuidado con los ejemplos, los carga el diablo. Este periódico contaba hace solo unos días que si Cánovas de Castillo no hubiera negociado con las autoridades portuarias del momento el uso de los terrenos recién ganados al mar, hoy tendríamos una fila de casas en lugar del bellísimo jardín botánico del Parque, orgullo de todos los malagueños. Los ejemplos 'ad contrarium' son interminables. Decima certeza: Descalificar a quienes se oponen al proyecto desde las Academias malagueñas de letras y de ciencias hace un flaco servicio a las ideas de quienes las defienden. Hay poetas, escritores, escultores, pintores, científicos, arquitectos que no necesitan ser englobados en ninguna categoría para mirar el mundo de forma crítica, independiente y lúcida. Hay personas que viven tan dentro de la realidad que dejan de verla. Les ocurre como en esa historia de dos jóvenes peces que nadando por el lago se cruzan con un viejo pez de aspecto académico. «Buenos días jóvenes» les dice el académico pez, «¿cómo está el agua hoy?». Displicentes los jóvenes y engreídos peces prosiguen su paseo. De pronto se paran y uno de ellos le pregunta al otro: ¿El agua? ¿Qué es el agua?

No hay comentarios:

Publicar un comentario