FEDERICO
SORIGUER. MÉDICO Y MIEMBRO DE NÚMERO DE LA ACADEMIA MALAGUEÑA DE CIENCIAS
LA TRIBUNA. DIARIO SUR 17 noviembre 2016
http://www.diariosur.es/opinion/201611/17/ibima-tiene-sede-20161117010004-v.html
El Instituto de Investigación Biomédica de Málaga
(IBIMA) es el único de Andalucía que carece de sede. Así titulaba la
información Ángel Escalera en SUR el pasado 10 de Noviembre. La noticia
procedía de un informe elaborado por Rafael González Delgado, secretario
provincial de Sanidad de Comisiones Obreras. Fui director científico del IBIMA
desde su creación en el año 2010 hasta el comienzo de su acreditación en el año
2013 y algo conozco de esta historia. En España la investigación biomédica
había comenzado a organizarse ya en los años ochenta con la creación de las
Comisiones de Investigación y de la Red de Unidades de Investigación en los
centros sanitarios. Poco después aparecieron las fundaciones.
En Málaga en febrero de 1998 se crea la
Fundación Carlos Haya que después se convertiría en FIMABIS al incorporar
también la investigación biomédica del Hospital Clínico. Más adelante aparecen
Las REDES y los CIBER, estructuras nacionales del ISCIII que permitieron una
mayor escala a la hora de gestionar los recursos y los conocimientos
científicos. Pronto se vio que era necesario, además, plataformas de tamaño
local-regional y es en el año 2004 cuando se produce la convocatoria de los
Institutos de Investigación. Inmediatamente FIMABIS (Carlos Haya más el
Clínico) siendo gerente de la fundación el doctor Fernando Rodríguez de
Fonseca, solicitó ya en esta primera convocatoria la acreditación como
instituto, pero por extrañas razones de la política andaluza, la creación del
IBIMA se demoró hasta el año 2010, fecha en que fui nombrado director
científico del mismo.
Como muy bien dice el secretario
provincial de Sanidad de CCOO, no solo existió la promesa de construcción de
una sede tal como ha ocurrido con los Institutos de Sevilla (IBIS) y Córdoba
(IBICO), sino que había una partida económica ya presupuestada y un proyecto
arquitectónico al que le dediqué, junto a la actual directora científica, la
doctora Maribel Lucena, muchas horas de trabajo con los arquitectos y otros
responsables institucionales, a lo largo del 2010 y 2011.
De hecho la obra estuvo a punto de
comenzar en los Asperones, pero todo se vino abajo con el gran fiasco del nuevo
hospital Carlos Haya conocido por la prensa como el 'macrohospital'. Porque el
edificio del IBIMA iba a ser la primera piedra del nuevo gran hospital de la
ciudad. Era lógico que fuese así. El modelo de trabajo de los institutos de
Iinvestigación es lo que se llama ciencia y medicina traslacional. Por eso
todos los grandes laboratorios de investigación de los institutos están junto a
los grandes hospitales públicos. Era pues muy razonable que el nuevo instituto
estuviera junto al nuevo gran hospital. Era también y es esto algo que con
frecuencia se olvida, una de las razones de ser de la transformación del
anticuado, obsoleto, disfuncional y carísimo de mantener, Hospital Carlos Haya
(y de todos los pabellones vinculados a él), en un nuevo gran hospital. Todos
los consejeros, ya desde Pablo Recio en el año 1984, hasta la señora María
Jesús Montero, habían reconocido que el Hospital Carlos Haya era un hospital
'imposible' (todas sus declaraciones sobre esta cuestión están recogidas en el
libro 'Historia del Hospital Carlos Haya y sus pabellones'). Por fin en el año
2011 María Jesús Montero en una rueda de prensa en Málaga declara que «ya
estaba terminada la redacción del proyecto de ese instituto, por lo que en un
plazo de diez o quince días se licitarán las obras, con la finalidad de que la
primera piedra de lo que será el germen del nuevo Hospital Carlos Haya se ponga
en julio». Un nuevo y moderno gran hospital que llevaría ya incorporado el
Laboratorio y el Instituto de Investigación. No pudo ser.
Desde el minuto uno las zancadillas entre
la Junta y el Ayuntamiento fueron constantes. No sabemos si fueron galgos o
podencos pero llegó la crisis y todos encontraron la justificación para tirar
la toalla. Entre todos enterraron un proyecto que hubiese solucionado muchos de
los problemas que aquejan a la sanidad hospitalaria de la ciudad y que hubiese
evitado que el dinero que había previsto para la construcción de los
laboratorios del IBIMA se perdiera. ¿Dónde está aquel dinero para el IBIMA que
era un dinero finalista? El trabajo de Ángel Escalera sobre el informe de
Rafael González Delgado es absolutamente pertinente. No habría que dar las
cosas por perdidas, sobre todo porque no hay alternativas.
Porque la solución no pasa por un tercer
hospital para Málaga tal como propone el Partido Popular y al parecer, también,
Izquierda Unidad (pero no Ciudadanos, -desconozco la opinión de Podemos-).
Porque no sería un tercer hospital sino un cuarto o quinto o sexto dependiendo
de cómo se cuente el fracturado Carlos Haya. Hay que acabar con la demagogia de
que lo mejor son hospitalitos pequeños cercanos a los ciudadanos. Los
hospitales tienen que estar bien comunicados y son los centros de salud los que
tienen que estar cercanos.
Málaga tiene una buena red, aunque
mejorable, de hospitales comarcales y de centros de salud, pero le falta un
gran hospital capaz de dar respuesta a la complejidad creciente, científica y
tecnológica de la medicina y que permita, además, el retorno en conocimiento y
en otros valores añadidos, de la inversión realizada. En Granada la demanda de
los movimientos sociales ha sido, «contra el engaño de la fusión, dos
hospitales completos». Aquí debería ser la de un gran hospital nuevo que
sustituya al obsoleto Hospital Carlos Haya y que junto al Hospital Clínico
(junto, no fusionado), permita que Málaga no solo sea capaz de dar repuesta
cualificada a las necesidades de una sociedad compleja, sino también de liderar
a nivel nacional y europeo grandes proyectos biomédicos. Todo lo demás es tirar
el dinero e hipotecar el futuro pues esto es lo que ocurrirá con la
construcción de un hospitalito más, en El Palo o en cualquier otro lugar de la
ciudad.
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