diario SUR. 28 marzo 201610:00
http://www.diariosur.es/opinion/201603/28/limites-desarrollo-andaluz-20160328004529-v.html
El diario SUR viene organizando unos foros
de encuentro con personas importantes de la vida política y empresarial de
Andalucía. El último, en el que participó el consejero de Fomento, Felipe López
García, pasó revista a los logros y a los empeños de su consejería,
deteniéndose en los asuntos más sensibles para Málaga como por ejemplo el
metro, que acaparó buena parte de su intervención y del posterior debate. Desde
la mesa el alcalde de Málaga explicó las razones de las discrepancias entre el
Ayuntamiento y la Junta.
No es el motivo de esta tribuna el entrar
en los detalles de la polémica ni en las razones de las dos administraciones
sobre asuntos puntuales, sino de extenderme algo más en una pregunta que
formulé a través del director del periódico, Manuel Castillo, quien hizo de
anfitrión, moderador y animador del evento, seleccionando y presentando las
preguntas del público, entre ellas la que hoy es motivo de esta tribuna. ¿Por
qué si Andalucía tiene unas muy buenas infraestructuras (autovías, puertos,
trenes, aeropuertos, instalaciones científicas, grandes universidades), (hechos
objetivos que pocos discuten), sigue estando a la cola de los índices de
desarrollo de España e incluso del resto de las regiones europeas? El consejero
no contestó a esta pregunta, quizás porque fue la última, quizás porque no era
el lugar, quizás porque un político no es la persona más capacitada para hacerlo,
quizás y esto sería preocupante porque esta pregunta no tenga respuesta. Pero
así es. Crecemos, pero no convergemos. Naturalmente que hay excepciones
individuales o muy localizadas pero no convergemos como comunidad política.
Desde luego el peso de la historia es muy
importante, pero ha pasado ya casi medio siglo desde la muerte de Franco y es
hasta obsceno que le sigamos echando la culpa al muerto. Y sin embargo parece
de gran importancia para una consejería que lleva el nombre de Fomento intentar
averiguar las razones de por qué no convergemos, de por qué seguimos estando en
los últimos puestos de los índices de desarrollo de la UE. Desde luego lo
primero debería ser el reconocimiento de la realidad. En el foro se habló todo
el tiempo de economía y el director de SUR presentó mi pregunta, para terminar
el debate, con gran generosidad, como humanista. ¿Humanista, una pregunta sobre
economía? Lo raro sería lo contrario.
La economía es una de las disciplinas con
mayor tradición 'humanista', cualquier cosa que se entienda por este adjetivo y
es precisamente el abandono de esta tradición lo que hace que las grandes
iniciativas, es decir, las grandes inversiones, no den los frutos esperados.
Les pondré un ejemplo modesto pero personal. Durante más de un cuarto de siglo
he participado en la mayoría de las comisiones e iniciativas sobre la política
científica sanitaria de Andalucía. He de reconocer aquí el gran esfuerzo
inversor y gestor que los sucesivos gobiernos del PSOE andaluz han hecho en
este sentido y sin embargo después de más de treinta años la producción
(global) científica andaluza ha aumentado en términos absolutos pero
prácticamente nada en términos relativos (respecto a la producción de Madrid,
Cataluña o europea, p. e.). ¿Por qué ha sido esto así? No he visto la
autocrítica en los responsables políticos.
En primer lugar, durante muchos años se
dieron por satisfechos con los datos de crecimiento absoluto y, en segundo
lugar, se olvidaron de que la investigación biomédica se hace en las
instituciones sanitarias. Las consecuencias han sido, por un lado, que se tardó
mucho tiempo en rectificar y, por otro, que hicieron un diagnóstico político y
no antropológico de la realidad, lo que les llevó a hacer castillos en el aire
(por ejemplo, grandes inversiones en palacios de ciencia de los que se podía
alardear), al mismo tiempo que ponían en marcha una política laboral regresiva
en las instituciones sanitarias. Hicieron un diagnóstico equivocado porque
carecían del soporte cultural adecuado para hacerlo. Solo recientemente han
comenzado a reconocer el error, aunque fuimos muchos los que lo advertimos,
pero ya se ha perdido más de un cuarto de siglo y, a estas alturas, por otro
lado, será difícil recomponer el modelo productivo biomédico de las
instituciones públicas. Porque es, precisamente, en el modelo productivo donde
está la clave.
Desde luego el modelo productivo no es
otro que el modelo capitalista. No hay otro. Pero dentro de él hay muy
diferentes interpretaciones. Una de ellas es la que desarrollaron Daron
Acemoglu y James Robinson en su libro: 'Por qué fracasan los países', en donde
identifican a aquellos países que han progresado por tener sociedades y élites
incluyentes, frente a aquellos otros con élites excluyentes o extractivas, que
han llevado a sus sociedades a la ruina. Es también la tesis que sostiene el
profesor Carlos Arenas en una excelente entrevista realizada por Lalia González
en este mismo periódico el día 15 de febrero. «Al capitalista andaluz a lo
largo de la historia no le ha 'traído cuenta' la industria. Era más 'rentable'
adquirir inmuebles y ponerlos en renta, dedicarse a la intermediación comercial
o al sector servicios, explotar mano de obra abundante antes jornalera, hoy
precaria, mediante un 30% o más de paro programado». La política andaluza de
los últimos años lo único que habría hecho, dice el profesor Arenas, es
reforzar este pacato modelo productivo. No hay sitio para más en los límites de
las 900 palabras de esta tribuna. Santiago Ramón y Cajal decía que «las ideas
no duran mucho, hay que hacer algo con ellas». Yo, por lo pronto, ya le he
encargado a Prometeo el libro del profesor Arenas: 'Poder, economía y sociedad
en el sur: historia e instituciones del capitalismo andaluz'. Al menos, con su
compra y con su lectura contribuiré a mejorar el capital cultural andaluz, de
cuyo déficit es en última instancia de lo que hemos estado hablando en esta
tribuna.
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