miércoles, 20 de enero de 2016

UNA EMPANADA DE SALUD


FEDERICO SORIGUER. MÉDICO
18 enero 2016  Diario SUR

El Dr. Miguel Such, cirujano cardiovascular del Hospital Clínico y presidente de Málaga Health Fundation (MHF), ha publicado en el diario SUR del día 3 de enero una tribuna titulada: 'La medicina del futuro, el futuro de la medicina', en la que propone una serie de iniciativas que no me han dejado indiferente. Partamos de las coincidencias ¿Cómo no estar de acuerdo con las tesis sustentadas en el artículo de que es más rentable prevenir que curar?, o, ¿que el aumento del gasto sanitario nos debe llevar a cambiar el modelo?, o, incluso con su bastante obvia profecía de que si redujéramos las enfermedades podríamos prescindir de muchos médicos. Para ello solo basta con apostar por el «cambio del modelo productivo que pasa entre otras cosas por la aplicación de todas las posibilidades de las nuevas tecnologías, que nos permitirán crear círculos de enfermos conectados virtualmente a los centros médicos». Un cambio de modelo que él y su Fundación lideran ya en torno al turismo de salud. Y es aquí donde se produce el gran salto. El Dr. Such parece confundir la prevención secundaria con la prevención primaria y la autonomía de los pacientes, una de las grandes conquistas de la bioética moderna, con la realidad virtual. Pero sobre todo lo que parece olvidar el Dr. Such es que los conceptos de salud (y el de enfermedad) no son solo realidades biológicas sino antropológicas. Los humanos no solo sufrimos enfermedades sino que las «inventamos».
La obesidad y la diabetes mellitus tipo 2, por ejemplo, son enfermedades históricas (del siglo XX), como lo es el sida, la depresión o tantas otras. Por otro lado la cronificación de las, hasta hace no mucho enfermedades mortales, no puede ser considerada sino como un éxito de la medicina actual y no solo como un coste que se mida en términos monetarios (pues son personas que vuelven a la vida productiva cualquiera que sea lo que entendamos como vida productiva). Además la enfermedad, como dicen los antropólogos nos hace humanos, pues en libertad los animales enfermos mueren y solo los humanos nos preocupamos y nos ocupamos de la supervivencia (y cronificación) de los enfermos. Es por esto que la utilización del lenguaje económico en la medicina, choca con la sensibilidad del lenguaje médico y, desde luego, con el respeto que se merecen las personas con enfermedades crónicas, que no son solo unidades de cambio.
Es lo que hace el Dr. Such cuando dice que «Los sistemas sanitarios del mundo, desde las farmacéuticas hasta los hospitales, incrementan sus ganancias al aumentar los enfermos», lo que es verdad solo para los sistemas en los que la salud está sujeta al libre mercado y no en aquellos sistemas públicos en los que la atención sanitaria es costeada por todos los ciudadanos, sistemas para los que, precisamente, ese mercado sanitario «que aumenta sus ganancias a medida que aumenta la demanda» es uno de sus quebraderos de cabeza. O, cuando más adelante, para que valoremos lo que entiende por prevención, afirma que «cuando adquirimos una maquinaria costosa y compleja, pedimos un contrato de mantenimiento para que los expertos revisen periódicamente el sistema y eviten las averías», asemejando el cuerpo humano enfermo con una máquina averiada, lo que será muy claro como ejemplo económico pero escasamente respetuoso con ese mismo cuerpo humano, tan «valioso y complejo», en palabras del doctor Such.

La idea de salud ha ido variando a lo largo de los tiempos. Para Hipócrates la salud era 'Eukrasia' (buena mezcla de humores), para Platón 'Emmetris' (buen orden), para Aristóteles 'Mesoter' (justo medio), para los románticos 'Diskrasia' (cierto desequilibrio), pero solo hasta hace bien poco la salud ha sido considerada como un derecho ciudadano. Tenemos el derecho a que se pongan en marcha sistemas que protejan igualitariamente la salud, pero no tenemos la obligación de estar sanos, como tenemos el derecho a ser propietarios de nuestro cuerpo, pero no a que se nos abandone en nombre de ese mismo derecho, «pues para eso somos autónomos», dicen, quienes confunden arteramente libertad con autonomía. Por eso la cita que hace el Dr. Such del Dr. Abengoa en defensa de sus tesis, está descontextualizada pues el Dr. Abengoa, lo que hace es seguir las estrategias que en el mundo se están planteando para atender a las personas con problemas crónicos (ver p.e: Diabetes Care 2016;39 (Suppl. 1): S6-S12), haciendo más eficientes los sistemas sanitarios a la vista del cambio de genio epidemiológico de numerosas enfermedades y de las nuevas posibilidades tecnológicas. Y lo hace sin necesidad de poner en cuestión el modelo equitativo y solidario sanitario y sin olvidar que la medicina no es un mercado en el que los médicos y los pacientes compiten por las tecnologías o que, como denunciaba Castilla de Pino, «los pacientes solo puedan aspirar a que los curen pero no a que los quieran». Porque la medicina es un humanismo científico, lo que no está reñido en absoluto con su sostenibilidad, esa que un día sí y otro también los profetas del apocalipsis anuncian como imposible. Son los mismos que disponen de fórmulas magistrales «un verdadero cambio del sistema productivo que permitirá crear riqueza, desarrollando nuevos productos y servicios que potencien nuestra contrastada capacidad turística para convertirnos en el mejor lugar del mundo para conservar nuestra salud». ¡O sea que la solución es que todos nos convirtamos en turistas sanitarios de la salud! La propuesta es genial y no me explico cómo no se le había ocurrido antes a nadie. De un plumazo hemos acabado con los enfermos y los hemos convertido a todos en turistas sanitarios. La MHF ha pasado en muy poco tiempo de ser una encomiable iniciativa privada empresarial de turismo de salud a convertirse en un gran proyecto político de cambio de modelo sanitario que nos permitirá, -y ahí queda eso-, nada más y nada menos, que cerrar el Carlos Haya o el Clínico y llenarlos, eso sí virtualmente, de turistas sanitarios. ¿Se puede pedir más por menos?

No hay comentarios:

Publicar un comentario