jueves, 12 de noviembre de 2015

Verdades incómodas


FEDERICO SORIGUER


“Estado médico”, así llama Savater  la capacidad que tienen las grandes instituciones, para meterle miedo en el cuerpo a los ciudadanos con los asuntos de la salud.  Savater  lo dice porque prefiere la calidad a la cantidad de vida. Lleva razón aunque como intelectual  cuyas opiniones tanta influencia tienen en la de los ciudadanos también es parte de ese “Estado”.   Todo esto viene a cuento del asunto de las carnes rojas. De todos los poderes el más creíble  es el de la ciencia. Sobre todo porque es falible. Lo que no es una contradicción sino una garantía.  No es casualidad que la evolución nos haya hecho animales omnívoros. Como a los cerdos. Si fuéramos gallinas seriamos vegetarianos y si fuéramos leones nos alimentaríamos solo de carne roja. Roja pero no procesada.  La OMS no ha dicho que no se coma carne. La OMS no puede ir contra la ley de la  gravedad. Porque el matiz viene en la cantidad en la que se consuma  y en el procesamiento. No es nada nuevo, por otro lado. Las publicaciones científicas ya venían diciéndolo desde hace muchos años. Que  estamos dejando de ser omnívoros para convertirnos en carnívoros y que la  manipulación de los alimentos (el procesado industrial) puede en algunos casos degradar a los alimentos contaminándolos  de sustancias no naturales  como las nitrosamidas o los hidrocarburos policíclicos (la lista es interminable),  que tomados en grandes cantidades y por mucho tiempo sí pueden ser cancerígenos.  Eso es todo. ¿Debía de hacerlo público la OMS?  Pues  sí. ¿Pudo decirlo mejor?  Pues siempre se puede decir mejor, aunque las noticias son malas o buenas según para quien. Pero, ¿por qué van a ser malas noticias?  Lo único que aconseja  (¡aconseja, no ordena¡), es que hagamos una dieta parecida a la dieta mediterránea, que es la dieta que deberíamos hacer y de la que presumimos  en el Mediterráneo y que nadie sigue.  Hay otros muchos motivos por los que deberíamos comer menos carne sin dejar de ser omnívoros. La hemos contado en esta columna varias veces. La  huella de carbono. La alimentación a base carne contribuye hasta cuarenta veces más que la alimentación a base de cereales, legumbres,  verduras,  al cambio climático. Y es aquí donde nos jugamos el futuro. El cáncer de colon es un asunto privado. Allá usted con sus riesgos,  pero el cambio climático es un asunto público que nos concierne a todos. Solo por eso  deberíamos de no olvidar que en esto estamos más cerca de los cerdos, lo que bien mirado no es una mala compañía. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario