Diario
SUR. La tribuna
FEDERICO SORIGUER Médico y Miembro de número de la Academia Malagueña de
Ciencias
Martes, 11 septiembre 2018
La Academia Malagueña de Ciencias (AMC) fue fundada como Sociedad de Ciencias
en el año 1872. Ha cumplido pues 145 años durante los cuales ha formado parte
de la vida cultural, social y científica de la ciudad, contribuyendo a este
proyecto de todos que es Málaga. La Academia nace en un momento en el que no
había en Málaga Organismos Públicos de Investigación (OPIs) y cuando aún
faltaban más de ochenta años para que tuviera una Universidad. En estos años,
la AMC ha realizado innumerables informes, debates, publicaciones,
conferencias, mesas redondas, sobre muy diferentes temas, muchos de ellos
controvertidos y complejos, pero de gran importancia para la ciudad. Pero el
mundo ha cambiado y Málaga con él, ¡y de qué manera¡ Es por esto que en el seno
de la AMC hay en este momento un profundo y sincero debate sobre cuál debe ser
su papel en la sociedad del siglo XXI.
Las primeras academias de ciencias fueron creadas en Europa en el siglo
XVII y XVIII en momentos del auge de los descubrimientos científicos. Estas
instituciones reunían a los investigadores más eminentes, desarrollando sesiones
en las que los diferentes trabajos eran presentados oralmente, debatidos y
luego publicados. Algunas academias también cumplían funciones de organización
y de financiación de las investigaciones. A lo largo del siglo XX la
investigación científica se convierte en una 'cuestión de Estado' apareciendo
los grandes Organismo Públicos (y privados) de Investigación (OPIs) que en
cierto modo liberaron a las academias de aquellas funciones. Es por esto que
las academias se han estado reinventado a lo largo del pasado siglo, teniendo
entre sus objetivos ser depositarias y administradoras de un gran legado
histórico.
Es lo que ocurre en aquellos países en los que la ciencia es una parte
fundamental de su acervo cultural. Es el caso de la 'Royal Society' de Londres
hoy uno de los grandes centros culturales de la City, la Real Academia de las
Ciencias de Suecia, que actúa como tribunal de algunos de los premios Nobel, la
Leopoldina o Academia Alemana de las Ciencias Naturales, la más antigua
academia de ciencias del mundo y cuya biblioteca contiene cerca de 300.000
volúmenes, o, en fin, la Academia de Ciencias de Francia, que forma parte del
Instituto de Francia. Hay muchas otras, pero todas ellas suelen estar ubicadas
en edificios históricos, que con su suntuosidad simbolizan el orgullo de esas
ciudades y de esos países por su contribución al conocimiento universal. La
Academia Malagueña de Ciencias tiene un gran patrimonio cultural en su pasado,
en sus archivos y en su biblioteca. Es una obligación de los académicos
actuales conservarlo, darlos a conocer y vivificarlo. Ese legado forma parte
del patrimonio cultural de la ciudad. Es, como se dice hoy en la jerga un BIC
(bien de interés cultural). Pero estamos en el siglo XXI y la AMC debe de
redefinir sus funciones. Y en eso está. La Academia Malagueña de Ciencias tiene
como uno de sus más importantes objetivos contribuir a la dinamización cultural
de la ciudad.
Nuestro país y nuestra ciudad necesitan de personas y de instituciones
independientes que sean capaces de colocar a la ciencia como parte de la gran
cultura y, también, al mismo tiempo contribuir a que la ciencia se encarne en
la cultura ciudadana. Sin cultura científica una sociedad no es culta. Y sin
ciencia no se puede generar cultura científica. Es un círculo virtuoso que ya
lo explicaba muy bien Don Santiago Ramón y Cajal cuando decía que la ciencia
solo puede enseñarla el que investiga o ha investigado. ¡Y quien mejor para
hacerlo que estos académicos que han sido designados en un riguroso proceso de
selección por su contribución al conocimiento científico!.
La ciudad de Málaga está inmersa en un profundo y exitoso cambio cultural
que no puede hacerse de espaldas a la ciencia. Una sociedad moderna necesita de
la ciencia. Málaga tiene ya una estructura de organismos públicos de
investigación potentes (UMA, IOE, IBIMA, CSIC, IATA, PTM, archivos y museos) la
mayoría de ellos, salvo los museos, desconocidos para los malagueños. Tiene
también una gran actividad divulgativa con instituciones y organizaciones como
el Centro Principia, 'Encuentros con la ciencia', 'La noche de los
investigadores', la propia AMC, 'Encuentros del Pimpi', 'Ciencias sin límites'
o sociedades como la de Astronomía, por citar algunas de las más conocidas.
La Academia Malagueña de Ciencias (AMC) posee, además, una característica
muy valiosa recogida en sus estatutos ya desde su fundación: su independencia.
Este es su bien más preciado y lo que le da, junto al prestigio de sus
académicos, autoridad a sus informes e iniciativas, que es algo de gran
importancia para cualquier institución ya sea pública o privada. Estas y otras
muchas son las cuestiones que conciernen en este momento a la AMC. Un viaje
apasionante al que están convocados todos los académicos, los de números, los
de merito, los correspondientes, los de honor. Y con ellos todos aquellos
amigos de la AMC que sabemos que son muchos, pues conocedores de su historia la
viven y la sienten como parte de la historia de la ciudad. Al fin y al cabo si
la AMC no existiera habría que inventarla. Y eso es lo que la Academia quiere
hacer. Reinventarse en el siglo XXI, sobre los cimientos de su viejo y
prestigioso legado. Esta es la responsabilidad de los académicos actuales. La
situación de la ciencia en España debe mejorar. El olvido de la ciencia en los
últimos diez años (¡diez años ya¡) en los presupuestos generales del Estado
está hipotecando el futuro de nuestro país. Afortunadamente siempre hubo
personas e instituciones que mantuvieron encendida la llama sagrada de la
ciencia esperando que algún día la situación de la ciencia en España se
normalizara. La Academia Malagueña de Ciencias (AMC) quiere contribuir a
mantener encendida esa llama.